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LA BATALLA POR AZSHARA

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“El salario consiste en quince monedas de plata al completar la operación para todos los soldados activos que estén en buen estado. En caso de muerte, se suspenderá el salario. Se cobrará una cuota de veinte monedas de plata por cualquiera que caiga herido y requiera de atención medica en cumplimiento del deber.”

Todos los nuevos reclutas del Batallón Pantoque se encontraban formados en fila, escuchando atentamente las palabras de su oficial y no era para menos, nadie quería terminar pagando esas cinco monedas de plata restantes que su paga no contemplaba. Sin embargo, a ojos del veterano de la Guerra contra el Rey Exánime, Nazgrim, esas pequeñas criaturas siquiera podrían llegar a levantar una espada antes de que las garras de un huargen, las cuchillas de una guja elfica o el martillo cristalino de un draenei  pusieran fin a sus insignificantes vidas. Aunque al menos morirían en servicio de la Horda, eso era un honor, pero dudaba que ellos lo sintieran así. No veía en sus ojos el mismo fervor que sentían los brutos orcos cuando realizaban el juramento de sangre hacia el Jefe de Guerra y ya eso era un problema.

El Comandante Molotov se movía de un extremo a otro, dando una serie de instrucciones relacionadas con algo que él llamaba ‘condiciones contractuales’ y los ojos de Nazgrim, quien se encontraba un paso detrás de él, lo seguían en todo momento. El antiguo sargento estaba haciendo lo mejor que podía para mantenerse firme, disciplinado y sobretodo, paciente, pero en cuanto el Comandante anuncio la décimo cuarta cláusula del contrato, el avezado guerrero se adelantó y adelanto una de sus enormes manos para coger por un hombro al Comandante, forzándolo a retroceder. Molotov así lo hizo y en cuanto abrió su boca para protestar, su mirada se encontró con los severos ojos de Nazgrim, cuya expresión lo hizo cerrar la boca tan rápido que sus dientes llegaron a chocar entre si al momento de hacerlo.

El ahora Legionario de la Horda volvió su mirada hacia los reclutas del recientemente formado Batallón Pantoque, emitiendo un gruñido tan grave que dejaba entrever su disconformidad  con esas pequeñas criaturillas de grandes orejas y piel verde, sobre cuyos hombros reposaban fusiles con una bayoneta fijada sobre la parte superior del cañón.

“Todos ustedes son guerreros de la Horda y vivirán, y morirán, por la Horda.” – Rugió el Legionario, hinchando su pecho. – “Los ojos de Grito Infernal están sobre todos nosotros y su Jefe de Guerra espera no más que la victoria por vuestra parte.”

Aunque los goblins trataron de mantenerse firmes, buscando demostrar la disciplina de un ejército profesional, y bien pagado como no, algunos de ellos se miraron de soslayo al oir las palabras del orco. Las mismas que habían llamado la atención de algunos brutos, quienes asentían o emitían gruñidos que dejaban claro su parecer con la opinión del legionario.

“Allá fuera esta la Alianza, fresca y animada por sus victorias en Vallefresno y en los Baldíos del Sur. Ansiosa de hacer con Orgrimmar y vuestro Muelle Pantoque lo que hicieron con el Campamento Taurajo.” – Nazgrim señalo el despejado paraje de Azshara al otro lado de la Puerta Trasera de Orgrimmar. – “¡Y allá fuera también, está la victoria! ¡No solo monedas, pero también honor y gloria para todos nosotros! ¡¿Quieren recompensas?! ¡Protejan la Horda! ¡Traigan honor a la Horda! ¡Y el Jefe de Guerra sabrá recompensar a cada guerrero como ya lo hizo entregándoles esa tierra que ahora es vuestra, y que la Alianza intenta reclamar como suya!”

Y fue entonces que los soldados del Batallón Pantoque realmente sintieron un ánimo de luchar, y no solo por las monedas, sino también por las promesas de grandeza y en algunos casos, por no perder un segundo hogar tras lo ocurrido en la Isla de Kezan. Solo bastó que Nazgrim levantara su puño derecho y rugiera ‘¡Por la Horda!’ para que los soldados sumaran sus voces.

“¡Por la Horda!” – Alzo la voz en arenga el Comandante Molotov, levantando el mismo puño que Nazgrim para no ser menos y en cuanto las voces fueron descendiendo, el goblin se aproximó al orco. – “¿Cuáles son las ordenes del Jefe de Guerra, Legionario Nazgrim?”

“Reparte a tus guerreros entre Valormok y la Cantera de la Ladera.” – Ordeno el orco al dirigir su atención a Molotov. – “Reforzaran a los brutos que ya hay en esos puestos antes de marchar a reclamar Vallefresno.”

Molotov se cuadro y saludo con un gesto marcial al legionario, apenas siguiéndolo con la mirada unos momentos, percatándose de que tras este devolverle el saludo golpeándose su pecho reforzado con una armadura de placas, camino en dirección al sur del cañón, donde un orco vestido con una sencilla túnica de cuero y con sus hombros cubiertos por una especie de hombreras creadas a partir de rocas volcánicas muy similares a las del Monte Kajaro, aguardaba pacientemente al legionario. El Comandante supuso que se trataría de un chamán orco, pero no cualquiera, sino uno de los más cercanos al propio Jefe de Guerra a juzgar por los dos guardias kor’kron que le protegían a los costados.

Molotov se encogió de hombros y volvió su vista al frente, comenzando a separar a los soldados en grupos para derivarlos a sus respectivos puestos antes de la segunda ofensiva de la Horda hacia Vallefresno.

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// El evento dara inicio el proximo Viernes 10 de Junio a partir de las 20 hrs, comenzando con una introducción a la Alianza dicho día, para luego continuar ya de lleno con la trama el Sabado 11 de Junio con la introducción de la Horda. El evento a más tardar se prolongaria hasta el Domingo 19 de Junio e involucraria nada más a la Horda de Kalimdor, y a la Alianza de Kalimdor.

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